ACTIVIDAD EXTRA-AÚLICA
MERCADO DE ARTE
FERIA DE ARTE CONTEMPORÁNEO EN EL CABILDO HISTÓRICO Y LA
PLAZA SAN MARTIN
En el momento de definir qué es una obra de arte, ya sea por
interés propio o porque me pregunten, lo primero que se me viene a la mente o
pienso, es en un lugar dispuesto únicamente para vender arte o arte realizada
con fin comercial. No es un lugar donde me gusta transcurrir, inclusive las
veces que he ido es porque “obligadamente” debía ir, ya sea para hacer un
trabajo, una salida con la facultad o porque algún artista de mi agrado presenta
sus obras.
No es un lugar cálido para mí, donde realmente pudiera
apreciar lo que un artista hizo con su obra, lo que quiere transmitir y hacer
llegar al espectador.
A una feria de arte, la puedo definir fríamente, como un “sitio”
con cuadros dispuestos en las paredes con el fin de ser vendidos. Lo siento
como un lugar donde sólo están/ llegan aquellas personas conocidas de.., “acomodadas”
(hablando en términos modernos), con cierta jerarquía o nivel económico, social
y político.
Esto no quita que uno aprenda de lo que ve y le sirva para sus procesos personales futuros.
Creo que estos sitios deberían tener convocatoria abierta (aunque
las propagandas de dichas digan así, todas tienen ciertas trabas y la
característica de “abierta” queda a un lado; sólo puesta para llamar la
atención o interés, es decir con algún fin particular) a cualquier tipo de artista,
sin requisitos, dándole así oportunidad a artistas nuevos, en desarrollo o “jóvenes”, como un empujón u oportunidad
para mostrar su arte, y ser aceptados, conocidos en este mundo.
Lo observo como un mundo que gira netamente en lo comercial;
donde se impone al público adquirir y comprar arte; dejando atrás el valor real
de la obra como “arte”, su significado encarnado que el artista creó en ella,
el cual es muy difícil y complicado que a un público en general le llegue.
Actualmente, y hablando con más exactitud, en esta feria de
arte, tomando una segunda postura, observé lo que ocurría desde un plano “afuera”;
como si le sacáramos el techo a la carpa de la feria y con una lupa
observáramos, miráramos y estudiáramos
el comportamiento de toda la gente que asiste allí. Como un lugar de pasar, “café
al paso”, donde ni siquiera el propio artista se detiene a ver sus obras,
esperando aquel ser humano que compre su obra y que las agujas del reloj
lleguen a las 19hs con el fin de irse y continuar con sus propios negocios.
Me tomé el atrevimiento de preguntar sobre la feria a un
grupo de personas que habían asistido a la misma, y me contestaron: -“No miré
detenidamente, fue un pasar porque teníamos cosas que hacer, pero sí las obras
todas hermosas e inaccesibles actualmente para nuestros bolsillos”.
Hemos llegado a tal punto, de que ni siquiera se le genera
al público (en general), el deseo de quedarse, observar, charlar sobre una obra,
hasta con el artista mismo, por consiguiente perdiendo así las relaciones
humanas.
En mi opinión se necesitan lugares nuevos, más
específicamente los llamaría “espacio” u “hogar” de arte, que generen calidez,
donde las obras transmitan lo que el artista desee decir con su obra, generar
deseo de cuestionar sobre el artista y su producción, hablar temas más
profundos, dejando de lado la frialdad de los museos, ferias, etcétera.
Como dije antes, los considero “lugares comerciales”, como
si fueran shoppings pero con venta de arte. Lo único y primero que importa allí
es vender.
¿Feria de arte auspiciada por la Municipalidad de Córdoba? Un
bochorno. Sólo abierto el ingreso para sus “conocidos”. Estoy totalmente en contra.
Aunque la corrupción, acomodo, etcétera, tienen existencia desde que tengo uso
de razón.
Las obras de arte que captaron mi atención, fueron las de
colores fuertes y sutiles, hablando en esos extremos.
En este caso las obras con colores llamativos y fuertes
siento que eran transmitidas a niños, ya sea por el diseño, la forma de pintar
y la pinceladas; lo cual me generó cierta calidez y alegría visual, como un
ambiente para ellos, los niños.
Por otra parte, las obras de arte con colores finos,
sutiles, grises y débiles pero fuertes me resultaban agradables a la vista,
generándome así sensación de acogimiento y un paso profundo por el tiempo,
donde dicho también puede no existir o se detiene un instante pareciendo años y
luego sigue; y a la ve generando cierta imposición dentro de tanta paz y
fragilidad.
MARTIN SALINAS
"Capuchón"
2012
Acrílico y óleo sobre tela
120 x 160 cm
MARTIN SALINAS
"En camino"
2012
Acrílico y óleo sobre tela
120 x 160 cm
VERÓNICA IBAÑEZ ROMAGNOLI
Sin título
Fotografía digital en caja de luz de madera, acrílico
26 x 38 x 26 cm
EZEQUIEL MONTERO SWINNEN
NACHA CANVAS
Dolores Caceres - Dolores de Argentina
2015
Fotografía toma directa
Impresión inkjet en papel lustre
100 x 150 cm
MATEO ARGUELLO PITT
Sin título
Acrílico sobre tela
120 x 120 cm
ARRIBA: MATEO ARGUELLO PITT
Sin título
Acrílico sobre madera
50 x 65 cm
ABAJO: MATEO ARGUELLO PITT
Sin título
Acrílico sobre madera
50 x 65 cm
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